Mayo 2012. Por Naiara Cáliz
El verano llegó a
Varanasi. Los días se están haciendo especialmente duros por las altas temperaturas.
Ayer marcaba 43 ˚C el termómetro; realizar el
trabajo de una manera normal se hace imposible. Si además le añades las noches,
en las que no corre ni un poquito de aire y dormir es casi una utopía, el
asunto ya se pone serio. Se nota en el estado de ánimo de los niños y de la
gente en general.
Así pues, el 15 de mayo
cerraremos por vacaciones: es hora de tener un respiro y desconectar después de
un año intenso. Nosotros, los
voluntarios, tenemos sentimientos encontrados. Por una parte, descansar se ha
convertido en un imperativo, pero nos da mucha pena, sabiendo que nuestro
tiempo aquí se acaba.
Desde septiembre de 2011 hemos
intentando acercaros todo lo que ha pasado en Varanasi durante esta etapa. Ahora
que María y Cesc ya se han marchado, sólo quedamos Jordi, Sheila y yo (Naiara).
Nos marchamos en breves días, poniendo fin a esta temporada.
María volverá en julio, para
volver a dirigir la ONG desde India y con todo preparado para recibir al primer
grupo que asistirá al Viaje de Acción Solidaria
y tomará parte en el curso de Introducción a la Cooperación
Internacional. Asimismo, en agosto una nueva remesa de voluntarios vendrá con
savia nueva y fresca, a seguir haciendo crecer esta semilla que es ya un poco
de todos.
Enseñanza de vida
Esta experiencia de
voluntariado ha sido tremendamente positiva para todos nosotros. Trabajar en
India es muy difícil de explicar con palabras. Pero nosotros teníamos y tenemos
el arma más infalible: la ilusión.
Conseguir mejorar y
ampliar los proyectos que se están llevando a cabo y desarrollar nuevas
iniciativas que puedan seguir mejorando las condiciones de vida de aquellos por
los que estamos aquí, es lo que te motiva cada mañana. Una manera de crecer
ante las adversidades que aquí ocurren día a día. Lo importante en este caso es
no desfallecer, y que sea el día a día el que te diga que, efectivamente, estás
en el camino y que el proyecto crece, avanza, se fortalece. En definitiva hacer
que cada día cuente, ya sea por un nuevo color en los pañuelos en Marina Silk,
por la compra de los libros del nuevo curso, los uniformes o por una noticia
publicada en la web. Todo hace que Semilla para el Cambio eche raíces, que los
brotes vayan creciendo.
Sin duda, creo que lo que
hace que funcione es el tremendo trabajo en equipo que realizamos, el cual hace
que todo parezca mucho más sencillo y que los proyectos fluyen.
Si alguien me preguntara
si volvería a repetir la experiencia, les diría que sí sin ningún tipo de duda.
La satisfacción personal que te da la sonrisa de cada uno de nuestros niños, el
namaste y el agradecimiento en el
rostro de sus madres, hace que cualquier
vacilación se esfume y te haga tener la certeza de que todos ellos estarán
vinculados a tu vida para siempre.